Causa de los síntomas más frecuentes durante la práctica de Reiki

¿Por qué bostezo? ¿Por qué sufre espamos mi paciente? ¿Por qué se duerme? Normalmente, la respuesta universal a estas preguntas suele ser: “Los chakras se desbloquean y la energía fluye otra vez”. Es cierto, pero hay desencadenantes biológicos que forman parte del mismo proceso y conviene conocer.

Síntomas físicos habituales en la sesión de Reiki

Las respuestas físicas a la práctica de Reiki no tienen porqué darse siempre, pero algunas son muy frecuentes. Así, son comunes los bostezos, los gorgoteos abdominales (los ruiditos estomacales) y el aumento de la salivación, y son indicaciones de que el cuerpo está pasando del característico estado de lucha o huida causado por el estrés, al estado de reposo, con el consiguiente regreso de la digestión y respiración normales.

En el primero, es el sistema nervioso simpático el dominante, en el segundo, lo hace el sistema nervioso parasimpático.

Ambos son segmentos del sistema nervioso autónomo, que controla funciones físicas como la respiración y la frecuencia cardíaca, las cuales ocurren automáticamente y nos mantienen con vida. Por lo tanto, siempre están funcionando, pero el que domina en cada momento determina cómo se siente y cómo funciona el cuerpo.

Cuando nos creemos en peligro, el sistema nervioso simpático se dispara y se centra en preparar el cuerpo para afrontarlo.

reacción de lucha o huida

En primer lugar, decidimos la forma de actuar, y esta es siempre una de estas dos:

La reacción de lucha o huida, causa del estrés.

Debemos recordar que somos animales que aún nos comportamos como lo hacíamos cuando vivíamos en cuevas. ¿Es un lobo o un zorro? ¿Le puedo vencer? ¿Huyo o ataco?

Para ejecutar cualquiera de las dos respuestas, el organismo se prepara dando prioridad a las tareas que pueden salvarnos la vida, a costa de paralizar los “servicios no esenciales” en ese momento.

Necesitamos rapidez y fuerza, así que hay que alimentar los músculos con oxígeno. Ellos son lo prioritario. Por lo tanto, la digestión se paraliza mientras que aumentan las frecuencias cardiaca y respiratoria.

estrés versus bienestar

Aunque ya no tenemos fieras de las que huir (bueno, no de ese tipo, al menos), nuestro sistema sigue actuando de la misma forma frente a lo que considera peligros: llegar tarde al trabajo por un atasco, la bronca del jefe, el exceso de trabajo que no nos va dejar recoger al niño a tiempo, las facturas que se acumulan, la pareja que quiere dejarnos y perderíamos un apoyo económico y / o emocional, etc. etc.

Las cuestión es que, cuando mi perro se enfrenta a otro con el que se cruza por la calle (¡Ojalá no lo hiciese tan a menudo!) incluso aunque haya entre ellos un ataque físico (durante el cual, a mí se me corta la respiración y me tiembla todo, porque, por fiero que sea, él suele ser siempre el más pequeño) nada más terminado, él se da media vuelta y continúa su camino tan campante, moviendo la cola y olisqueando lo siguiente apetecible que encuentra, como si nada hubiera ocurrido. Entretanto, yo sigo temblando durante largo rato y dando gracias porque no le hayan seccionado la yugular…

¿Por qué es así? Porque durante la pelea él se ha desahogado de su aburrimiento en casa, ha gastado energías acumuladas, ha practicado el juego de la lucha, y los ladridos y el ejercicio durante la pelea, seguidos del cese, han comunicado a su sistema nervioso que ha habido un antes y un después, que la situación de peligró terminó. Por lo tanto, su sistema se restablece, de inmediato, a la situación de tranquilidad, sin que ningún estrés quede acumulado.

Sin embargo, yo, que he presenciado la pelea sin desahogo posterior alguno, me voy a llevar a casa todo el estrés acumulado.

Es más, mis caminos neuronales, tras la exposición repetida a esta situación, han cambiado. La situación se ha establecido en mi cerebro como un desencadenante de estrés que debe ser evitado, y, nada más atisbar un perro que pueda significar peligro, mi sistema simpático se dispara, me hace sentir miedo, y tengo que cruzar de acera, arrastrando a mi perro que tira hacia el otro ladrando a pleno pulmón, porque quiere volver a medir fuerzas con el vecino.

Es lo mismo que ocurre tras todos esos otros desencadenantes del estrés humano, como los que mencioné arriba. Ante ellos, ni podemos enfrentarnos (no puedo darle un puñetazo al jefe) ni huimos (no puedo largarme del trabajo) por lo que el sistema simpático no sabe cuándo cesa el peligro, y sin haberse recuperado de él, se ve bombardeado por muchos más riesgos a lo largo del día.

A la larga, asqueados de nuestra relación con el jefe, el camino neuronal se ha creado y la mera idea de ir a trabajar nos produce nauseas, una úlcera y muchos otros síntomas que no sabremos a qué atribuir.

Esto significa que el sistema simpático no va a conocer descanso.

Es imperativo meditar y hacer Reiki a diario para eliminar el estrés

El sistema nervioso simpático se activa de forma inmediata cuando creemos que existe un peligro. Pero el sistema nervioso parasimpático tarda bastante en restablecer el equilibrio del sistema.

Lamentablemente, nos es más fácil caer en el estrés que recuperarnos de él. Es por esta razón que debemos trabajar a diario en la limpieza del estrés de nuestro cuerpo, a través, por ejemplo, de la meditación y el Reiki.

Solo cuando el sistema parasimpático domina, nuestro cuerpo digiere bien, duerme bien y se cura por sí mismo.

Se trata de la respiración

En cuanto en nuestro cerebro se dispara la alarma ante un posible peligro, mientras evaluamos si podemos seguir tranquilos o no, la respiración cambia. Esa respuesta es a menudo tan sutil que pasa desapercibida, pero es la primera respuesta del cuerpo y la puerta al resto.

Cuando la respiración cambia, todo cambia.

¿Recuerdas lo que pasa con tu respiración cuando te sobresaltas (¡Halá, que se me olvidó apagar la comida y se me estará quemando!), esa aspiración súbita, sonora, tras la cual el aire queda retenido durante unos segundos mientras permanecemos, literalmente, con la boca abierta?

Una respiración por la boca, sobresaltada, inicia una respuesta de estrés, mientras que una respiración nasal estable regula el sistema nervioso.

El bostezo es una forma de respiración mediante la que se inhala y expulsa una gran cantidad de aire de golpe. Probablemente, masajea y relaja los pulmones y el tórax (recordemos: cuarto chakra, el que acumula el estrés). La salida del aire de golpe facilita y / o es causa del desbloqueo energético. Es lo contrario a la retención de aire que se produce en el momento del examen del peligro, ese en el que nos quedamos helados por un momento mientras nuestro cerebro examina las posibilidades.

La próxima vez que practiques una sesión de Reiki contigo o con otra persona, observa cómo la respiración va cambiando hasta hacerse profunda, lenta y abdominal. Es el momento de máxima relajación, en el que muchas personas se duermen.

Ser conscientes de este cambio, seguirlo mientras practicamos Reiki, es, en sí mismo, una práctica meditativa que nos ayuda a relajarnos.

Incluso contemplar el abdomen de otra persona subiendo y bajando rítmicamente durante la terapia de Reiki también lo es, así como placentero el poder ayudarla a conseguir ese paso hacia su bienestar.

Otros síntomas físicos durante la terapia con Reiki

Otros síntomas durante la sesión de Reiki son las sacudidas musculares, generalmente en las piernas, la apertura de la boca, echar la cabeza hacia atrás estirando el cuello (debido al desbloqueo del quinto chakra), arqueo de la espalda y otros fenómenos que indican que los músculos dejan de estar tensos.

Yo tuve la suerte, hace unos días, de oír el clic, a nivel del sacro, que indicaba que el nervio ciático salía de su encierro. Y ni siquiera me estaba tratando esa zona. Así de potente es el Reiki.

Por supuesto, hay muchos síntomas emocionales también, y otros a los que no prestamos atención quizá. Por ejemplo, como resultado de que la sangre circule mejor, nos hayamos oxigenado y destensado las facciones, estamos mucho más guapas y luminosas.

¿Y tú? ¿Qué síntomas sueles notar? ¡Compártelo!

2 comentarios de “Causa de los síntomas más frecuentes durante la práctica de Reiki

  1. Irene dice:

    Hola Ángeles, muy interesante el artículo. Yo en la primera sesión de Reiki no le pido a la persona muchos detalles de lo que le pasa para no sugestionarme. Y es muy curioso porque siento en mi cuerpo sus dolores físicos y sus bloqueos energéticos. Cuando terminamos la sesión le expongo lo que he sentido y coincide con lo que le pasa. Y después el usuario me comenta sus sensaciones y emociones durante la sesión. Es muy impactante la cantidad de cosas que descubrimos juntos y la conexión que se puede llegar a crear entre ambos.

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